San Francisco

Por fin llegamos a San Francisco. Por fin llegamos al Golden Gate. Y mi cámara ¡muerta de risa en el coche!

Había esperado muchísimo este viaje para tomar unas buenas fotos de la bahía, de Alcatraz de cerca, del puente, de Sausalito y del famoso ferry. Al final no tomé de nada, aunque bueno, me tuve que conformar con la cámara del celular. Ni modo.

Pero como les había contado antes, no hicimos pancho ni nada y mejor disfrutamos el viaje sin pensar en las fotos que no les podría compartir. Y lo primero que hicimos fue rentar una bici con la cual paseamos todo el día. De hecho, Cinthya las rentó desde el coche, durante el viaje de dos horas que empezamos con el amanecer en Modesto. Empezamos con eso y yendo al baño de la gasolinera que estaba junto al lugar de las bicicletas. Ya saben que Cin no perdona los baños de ningún lugar.

Montados en nuestras bicis, con mochilas en hombros y sin cámara, empezamos a pedalear por el Marina Boulevard y por Mason Street, que avanzan junto al mar durante algunos kilómetros hacia el Golden Gate. Conforme se acercaba el puente, nos poníamos y quitábamos chamarra y chaleco porque, aunque era una mañana de julio, el pronóstico de frío que revisamos el día anterior resultó ser certero. Durante el trayecto al puente vimos pasar decenas de turistas en bicis eléctricas, algunos locales en patines o corriendo, y las gaviotas y palomas volando mientras Cinthya intentaba aplastarlas con su rueda delantera. #salvaje

Y por fin llegamos al West Bluff Picnic Area y Torpedo Wharf, que es un mirador con un pequeño muelle donde había unos veintitantos hombres disque pescando. Después de admirar un poco la vista y de disfrutar la brisa salada, pasamos al baño otra vez y continuamos nuestro camino para atravesar el puente. Y qué relajo fue entrar al puente. Tuvimos que echarnos en bici una subida muy corta pero demasiado empinada, que incluso a los coches les costaba subirla. Y una vez en el puente, seguimos pedaleando sin parar en un mini carril donde nos pasaban ciclistas cuasi-profesionales tanto en nuestro sentido como contra nosotros. Finalmente, y después de unos diez minutos de esquivar hasta un niño que se cayó frente a mí y que casi provoca una carambola, llegamos a tierra firme. Y a otra subida.
Esta nos llevó a Sausalito, donde desayunamos en el bar de un diner muy deli, super gringo y local, donde los cocineros que atendían la barra/cocina eran paisanos, donde estábamos sentados junto a un chopper de patillas gigantes y pantalón de cuero, y a una señora musculosa que en realidad era un señor super buena onda. El estereotipo de San Francisco en toda su gloria.

Paseamos un rato en este mini pueblo super lindo, y luego tomamos el ferry con todo y bicicletas junto a otros cientos de turistas regresar a la ciudad, navegando junto a la cárcel más famosa del mundo, Alcatraz. Llegando al Central Wharf decidimos recorrer toda la ciudad en bici para luego visitar otros lugares típicos en coche, lo que nos hizo pasar por el Fisherman's Wharf, que en teoría es uno de los lugares más recomendados de SF, pero que al estar infestado de turistas, simplemente lo dejamos de lado en cuanto pudimos montar nuestras bicis.
Después de eso el día estuvo tranquis. Bajamos por la famosa calle que zig zagea que literal recorrimos en un minuto, aunque hicimos cola en el auto por más de media hora. Visitamos el Arts Palace, donde habían unas cinco parejas de asiáticos tomándose fotos de boda (igual que en la Torre Eiffel), y finalmente festejamos diez años de aguantarnos con un poco de sushi.

Y así acabó nuestro viaje de turistas, porque yo estuve una semana más en California medio de trabajo y medio de paseo, visitando Oakland por la noche, Nappa Valley e Inglenook, que el viñedo de la familia Coppola (super recomendable pero se necesita una membresía fifi para entrar), y visitando restaurantes típicos californianos, todo mientras Cinthya trabajaba como burro de vuelta en DC.

Que buena vida, no?

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