Phuket y Phi Phi
En Tailandia vimos e hicimos tantas cosas increíbles que no sé por dónde empezar. Las playas, los templos, la comida y la gente, todo, absolutamente todo merece su propio post. Incluso podría escribir sobre los nombres de la gente y del alfabeto, de lo largo que son y de las letras que parecen viboritas. Pero los voy a combinar y mezclar ya que mi memoria no da para más.
En fin, el Reino de Tailandia, porque tienen y adoran a la realeza, excepto a los monarcas más nuevos que abusan del poder y son medio corruptos, es uno de los pocos lugares del sudeste asiático y del mundo que no fue conquistado por Europa y que mantuvo intacta su cultura durante cientos de años. Sin embargo, el precio que pagaron fue perder gran parte de su terreno para no ser colonizados o severamente influenciados por el mundo occidental.
Gracias a esa falta de colonizadores europeos, su cultura, lenguaje, religión etc. quedaron intactos, contrario a lo que sucedió en Filipinas o Vietnam, donde adoptaron y adaptaron algunos elementos de la cultura colonizadora. Es como si a México hubieran llegado los españoles, hubieran tomado solo una región del país, y la demás la hubieran dejado a la cultura local. ¿Se imaginan?
Entendiendo eso es más fácil contarles porque disfrutamos tanto de este paseo que hicimos en 2014.
Lo primero que notamos al llegar a Tailandia y que fue probablemente lo que más disfrutamos de este país, fue la naturaleza, con grandes playas mezcladas con bosques. Volamos de Singapur al que fue nuestro segundo destino en el sudeste asiático, y aterrizamos directo y sin escalas en Phuket, isla conocida por las noches de fiesta loca con mucho alcohol, drogas, prostitución y los famosos y famosas lady boys o tais travestis que buscan turistas para pasar un buen rato.
Cómo somos súper ñoños no nos quedamos ahí, y mejor nos fuimos directo al resort que aunque era de los baratos, parecía de mega lujo, perdido en la naturaleza. Tan a la mitad de la naturaleza que el baño lo compartimos con una gran serpiente y habían letreros de alerta de tsunami por todas partes.
Pero después de simplemente pasar la noche en el hotel de Phuket, temprano en la mañana tomamos un ferry a Phi Phi y, qué cosa. Llegamos a una pequeña isla casi sin acceso a electricidad, alejada de la civilización, donde dormimos en una cabañas en la playa y que disfrutamos para desconectarnos de todo.
La playa fue espectacular, con el mar super parecido al Caribe pero con una pequeña gran diferencia, que es el contraste de playa y mar azul turquesa, con grandes montañas cubiertas de bosques, completamente distinto al terreno de la península de Yucatán y al Caribe en general.
Nuestro mini hotel lo usamos como base para hacer island hopping, visitando en catamarán pequeñas islas y bahías desiertas, esnorqueleando y simplemente disfrutando la buena vida de la playa sin celular ni nada para distraernos. Solamente mojitos y Mai Thais en una hamaca, teniendo de compañía cientos de cangrejos que se enterraban en la arena junto a nosotros y que salían para ir a nadar.
Pero como dijo Jose Jose, todo acaba, sobre todo el tiempo de relajarnos y recuperarnos del jet lag, y empezó la hora de visitar la alocada Bangkok y demás.
Nota: Visitamos Tailandia diez años después del famoso y terrible tsunami que mató más de 200,000 personas en la región. Cuando la visitamos aún se veían algunas de las secuelas de la gran devastación, y estos hoteles naturales seguían en reparación.
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