Sequoia y Yosemite... Tierra de Gigantes... Parte 1

Algo raro debe de haber en la tierra de California, o alguna distorsión en la gravedad debe existir ahí, porque los árboles y las rocas son simplemente gigantes. No me explico de qué otra forma se pueden encontrar semejantes plantas al estilo de Avatar (de James Cameron, no del Airbender). #elqueenetendioentendio

Seguro hay una explicación científica relativamente sencilla, pero yo prefiero pensar que hay una razón tipo sci-fi para que los Sequoias gigantes y el Half Dome de Yosemite sean enormes. A lo mejor era donde vivían los gigantes o les dieron hormonas de crecimiento, pero son inconcebiblemente grandes. Solo viéndolos de frente se aprecia su tamaño. Tan es así, que nos dijeron que para compararlos, ver desde abajo uno de estos arbolitos es como si un ratón nos viera desde el piso. Pobre ratón que cree que lo vamos a pisar. O darle de escobazos como le hacía Cinthya en nuestra casa de Coyoacán.

Anyway, después de recorrer Big Sur, usamos de base Fresno, que fue donde descansamos entre las visitas a Sequoia y Yosemite el viernes y sábado. En cambio, de sábado a domingo para regresar a San Francisco nos quedamos en Modesto, que lo único que tiene de relevante es que ahí nació George Lucas, que es uno de los lugares con mayor índice de autopartes en USA, y que es referenciado en la gran película animada de Aliens vs. Monsters. Por otro lado, en Fresno nos tocó un temblor de 7.1 que se sintió bastante feo, y que hizo que completáramos nuestra experiencia californiana.


Pero basta de pueblos irrelevantes. Regresemos a los parques nacionales. ¿Recuerdan que les comentaba en el post de Big Sur que busqué osos durante un buen rato en Sequoia National Park? Resulta que Cin estaba mega espantada de que se nos fuera a aparecer uno, pero yo le decía que era más probable que ellos nos tuvieran miedo y nos evitaran, y no al revés. Caminamos un buen rato desde el General Sherman Tree, que es uno de los árboles más icónicos y llenos de turistas, por un trail aislado y sin gente, que nos llevaba a través de árboles quemados o caídos, arbustos con espinas gigantes, riachuelos y pequeñas cascadas que atravesaban el bosque, por unas cuantas millas hasta llegar al museo del bosque. Sin encontrar osos ni venados, serpientes ni gatos de la montaña, solo vimos un pequeño pájaro carpintero que sacaba bichos de un tronco caído, y que Cinthya decía que era mi primo porque nos parecíamos #cualpajaroloco #queopinanlosprimos.

Desde el museo tomamos un shuttle a Moro Rock, una piedrota en la que subimos caminando unos 100mts., y de donde se veía gran parte de los valles y de la Sierra Nevada. En lo que llevábamos del viaje, fue el primer lugar que nos permitió ver lo grande que es California, porque aunque hubiéramos manejado múltiples horas y decenas de kilómetros entre los dos días, con la vista desde lo alto de la roca vimos la extensión tan impresionante que ocupa solamente los parques nacionales en los que estábamos. No era más que una pequeña fracción de todo el terreno californiano, y el sol y la vista no terminaban #comosimba #reyleon.
De los árboles gigantes casi no he hablado, pero fueron lo más impresionante del viaje. O lo segundo más impresionante. Como dije arriba, parece que les dieron hormonas de crecimiento, y además les hizo una reacción secundaria muy rara. Lo diferente de estos árboles es que son medio rojizos, o de un café muy diferente al que se ve en la mayoría de los troncos de pinos u otras especies más comunes. Además, se adaptaron al ambiente dejando de producir savia para que los incendios no les afectarán. Por eso hay árboles de cientos de metros de altura y cientos de años con cicatrices negras causadas por el fuego, pero eso no les impidió seguir creciendo. ¿Que curioso no?

Lamentablemente, el fuego es solo una de las cosas que los mata, y la falta de nutrientes en el piso por erosión en otras zonas, plagas, turismo excesivo, caza y muerte de la vida silvestre y algo de deforestación están acabando con este y otros bosques cercanos. Hay zonas enormes que se ven como cementerios, con miles de troncos negros o grises pero sin vegetación.

Y con esa vista tan lúgubre los dejo hoy, y en el próximo post les sigo contando de este viaje.

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