Cascadas de Iguazu


RECUERDE no alimentar a los monos cuando se aproximan a su ventana. Es una advertencia que literal está pegada dentro del cuarto del Sheraton Iguazú (ahora Meliá). Que lástima que no le tomé foto. Y es que entre monos y bichos voladores, las habitaciones de este hotel se pueden convertir en una jungla tipo Jumanji.

Otro letrero al que le debí tomar foto fue a la de los coatíes, que son unos tiernos animalitos que parecen mapaches, pero que si los molestas o les ofreces comida, pueden arrancarte los dedos o matarse entre ellos para quedarse con su tesoro como #myprecious. Definitivamente parece Jumanji.

Y como esperar menos, si una de las atracciones principales de Iguazú es la famosa Garganta del Diablo, cascada que ha visto morir a cientos de ingenuos y suicidas a través de los años. Pero bueno, démosle rewind y empecemos de nuevo.
Érase una vez en nuestro viaje a Argentina, que Cinthya y yo visitamos las Cascadas de Iguazú por separado. ¿Cómo? Sí, yo fui un fin de semana y ella otro. Lo que pasa es que yo lo visité con el buen Krantz y Ángela, amigos del Deleite durante un fin cualquiera, y luego Cinthya aprovechó los puntos que yo había acumulado en mis más de 100 noches en el Sheraton para ir con status de viajero frecuente.

Mi viaje en realidad empezó mal, terrible, pero acabó siendo de lujo, como el hotel. Teníamos planeado salir un viernes por la tarde después de nuestro horario oficinista, pero el avión nunca llegó. O llegó pero no pudo despegar. Por suerte, aunque nos hicieron esperar, no fueron demasiadas horas en el Aeroparque Newbery, y al día siguiente pudimos salir a nuestro destino junto con el amanecer.

Llegamos temprano al hotel, un Sheraton que en su momento fue usado por militares argentinos de alto rango para planear visitas privadas, organizar eventos y fiestas, y tener acceso privilegiado al parque nacional y las cascadas. Ahora es un hotel de cinco estrellas que permite estar dentro del parque por las noches (aunque no se puede caminar por la selva), y que tiene vistas y sonidos impresionantes.

Como ya habíamos pagado la noche anterior aunque no la usamos, pudimos ir a cambiarnos rápidamente al cuarto y de ahí nos fuimos a pasear. Voy a ventanear al buen Krantz, y tengo que decir que, mientras Ángela y yo estuvimos listos en cinco minutos, él se tomó como media hora para decidir que se ponía. No conforme con eso, ya que habíamos empezado nuestro paseo, decidió regresar al cuarto a cambiarse. Peor que niña. #sorryKrantz
Anyway, el paseo en el parque se puede hacer desde el lado argentino o del brasileño. Nosotros estábamos en Argentina, por lo que ahí empezamos, y al día siguiente fuimos hacia Brasil. Voy a mezclar un poco los dos días y los dos países por ser lo mismo sin ser igual, y contarles un poco como estuvo la cosa. En este sitio pueden encontrar un poco más de detalles de qué ver en cada lado.

Entre los dos días fueron algunas horas de caminata sobre caminos de tierra, madera y pasajes de metal para ver desde arriba, abajo, por un lado y casi casi que por dentro las cataratas, incluyendo la famosa Garganta del Diablo. No exagero al decir que cada tramo del camino tiene oportunidad de tomar fotos y de ver ángulos impresionantes de las cascadas, del río que lleva a ellas, de la inmensidad de árboles y plantas, así como de los pequeños y molestos coatíes. Tanto en el paseo en bote hacia las cascadas, así como en la vista superior de la Garganta nos empapamos, y no habría forma de hacerlo por el flujo de agua tan abrumador. #punintended 

Y creo que no hay forma de que les explique lo que se siente y experimenta estar cerca de ellas; es algo que solo viviéndolo se le hace justicia.
Pero bueno, habiendo disfrutado el día en el parque, era hora de regresar a descansar al hotel. Y no pudimos tener mejor recibimiento que miles de monos (fueron como veinte en realidad) en el jardín del hotel, trepando por las paredes e intentando entrar a los cuartos a robar la comida y bebida de cualquiera huésped que no hubiera cerrado sus ventanas. Y finalmente, al anochecer, con obscuridad total en la mitad de la selva, simplemente nos asombramos con los sonidos creados por pájaros exóticos, insectos noctámbulos, y del agua pasando por la Garganta del Diablo a lo lejos.

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