Cascadas de Iguazu
Otro letrero al que le debí tomar foto fue a la de los coatíes, que son unos tiernos animalitos que parecen mapaches, pero que si los molestas o les ofreces comida, pueden arrancarte los dedos o matarse entre ellos para quedarse con su tesoro como #myprecious. Definitivamente parece Jumanji.
Y como esperar menos, si una de las atracciones principales de Iguazú es la famosa Garganta del Diablo, cascada que ha visto morir a cientos de ingenuos y suicidas a través de los años. Pero bueno, démosle rewind y empecemos de nuevo.
Mi viaje en realidad empezó mal, terrible, pero acabó siendo de lujo, como el hotel. Teníamos planeado salir un viernes por la tarde después de nuestro horario oficinista, pero el avión nunca llegó. O llegó pero no pudo despegar. Por suerte, aunque nos hicieron esperar, no fueron demasiadas horas en el Aeroparque Newbery, y al día siguiente pudimos salir a nuestro destino junto con el amanecer.
Llegamos temprano al hotel, un Sheraton que en su momento fue usado por militares argentinos de alto rango para planear visitas privadas, organizar eventos y fiestas, y tener acceso privilegiado al parque nacional y las cascadas. Ahora es un hotel de cinco estrellas que permite estar dentro del parque por las noches (aunque no se puede caminar por la selva), y que tiene vistas y sonidos impresionantes.
Como ya habíamos pagado la noche anterior aunque no la usamos, pudimos ir a cambiarnos rápidamente al cuarto y de ahí nos fuimos a pasear. Voy a ventanear al buen Krantz, y tengo que decir que, mientras Ángela y yo estuvimos listos en cinco minutos, él se tomó como media hora para decidir que se ponía. No conforme con eso, ya que habíamos empezado nuestro paseo, decidió regresar al cuarto a cambiarse. Peor que niña. #sorryKrantz
Entre los dos días fueron algunas horas de caminata sobre caminos de tierra, madera y pasajes de metal para ver desde arriba, abajo, por un lado y casi casi que por dentro las cataratas, incluyendo la famosa Garganta del Diablo. No exagero al decir que cada tramo del camino tiene oportunidad de tomar fotos y de ver ángulos impresionantes de las cascadas, del río que lleva a ellas, de la inmensidad de árboles y plantas, así como de los pequeños y molestos coatíes. Tanto en el paseo en bote hacia las cascadas, así como en la vista superior de la Garganta nos empapamos, y no habría forma de hacerlo por el flujo de agua tan abrumador. #punintended
Y creo que no hay forma de que les explique lo que se siente y experimenta estar cerca de ellas; es algo que solo viviéndolo se le hace justicia.
Pero bueno, habiendo disfrutado el día en el parque, era hora de regresar a descansar al hotel. Y no pudimos tener mejor recibimiento que miles de monos (fueron como veinte en realidad) en el jardín del hotel, trepando por las paredes e intentando entrar a los cuartos a robar la comida y bebida de cualquiera huésped que no hubiera cerrado sus ventanas. Y finalmente, al anochecer, con obscuridad total en la mitad de la selva, simplemente nos asombramos con los sonidos creados por pájaros exóticos, insectos noctámbulos, y del agua pasando por la Garganta del Diablo a lo lejos.
Pero bueno, habiendo disfrutado el día en el parque, era hora de regresar a descansar al hotel. Y no pudimos tener mejor recibimiento que miles de monos (fueron como veinte en realidad) en el jardín del hotel, trepando por las paredes e intentando entrar a los cuartos a robar la comida y bebida de cualquiera huésped que no hubiera cerrado sus ventanas. Y finalmente, al anochecer, con obscuridad total en la mitad de la selva, simplemente nos asombramos con los sonidos creados por pájaros exóticos, insectos noctámbulos, y del agua pasando por la Garganta del Diablo a lo lejos.
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