Lucha de enanos en Manila


Aclaro desde el inicio. Este post no tiene fotos por lo horrible y denigrante que serían.

Una experiencia en la que estuvimos muy cercanos a la prostitución y a lo peor de Manila, además del rooftop donde nos gustaba ir a cenar donde entrada la noche los expats llevaban prostis, fue cuando sin querer fuimos a un bar con show de chicas semi-desnudas y box de enanos. No es sarcasmo ni burla ni nada. Nuestro amigo Mon nos invitó a una despedida de soltero de uno de sus cuates, organizada por su futura esposa, y resultó que era en un lugar de mega mala muerte.

Ni nosotros, ni él, ni sus amigos y respectivas novias sabían que nos estábamos metiendo a un lugar de no muy buena reputación y, al igual que nosotros, pensaron que íbamos a ver un show legítimo de enanos boxeando. Pensamos que era como ir a las luchas en México y ver un show de los mini-luchadores, que suelen ser atletas que simplemente son más bajitos que el promedio. Pero en Manila no podía ser más diferente. Tanto que media cerveza después de haber empezado el show, decidimos irnos del lugar.

Les doy un poco de contexto. Mon y Tea, en ese momento su novia y ahora esposa, eran nuestros muy buenos amigos de Manila. A él lo conocí en la escuela en Boston y, desde que supimos que nos íbamos a vivir a Pilipinas, fue nuestro contacto local que nos aconsejó donde vivir, con el que íbamos a las happy hours del Long Bar en el Raffles y que era nuestro amigo más cercano en el sudeste asiático. Incluso nos invitó a pasar Navidad con su familia pero ya teníamos planeado nuestro viaje a Corea.

A Tea la conoció mientras vivíamos alla, y obvio le tuvimos que dar el sello de aprobación, que se ganó fácilmente por ser super buena niña, y más para Mon, que en realidad se llama Ramón. ¿Ramon? ¡Si ese es nombre en Español! Así es. Los Filipinos son nuestros primos asiáticos, que fueron conquistados y dominados por los españoles por unos cientos de años, de donde salía la Nao de China y la china poblana, y que no adoptaron el español mas que para algunas palabras. (La Nao de China en realidad era la ruta Manila-Acapulco, y la china poblana en realidad era Filipina). De veritas.

La gente nos suele preguntar que si entendíamos a los filipinos cuando hablaban, y la respuesta siempre es la misma. No, a menos de que hablaran en inglés. Y es que el tagalo es el idioma local y, como decía arriba, solo adoptaron algunas palabras españolas como los días de la semana, números, objetos de la cocina y algunas de ropa. Lo que sí adoptaron fueron la religión católica, la cultura de servicio, sobre todo a los güeros, los nombres y apellidos, la flojera y fiesta española, y la mala planeación de los sistemas de agua española. Al menos esa es mi opinión, pero no entraré en muchos detalles sobre eso.

En lo que sí entraré un poco en detalles es de la visita al box de enanos. Fue una experiencia terrible. Llegamos y pues por fuera el lugar se veía feito pero nada terrible. Por lo general no discriminamos lugares así en ninguna parte del mundo (mas que en México). Pero ya adentro, vimos que era un tugurio cualquiera, viejo, feo, y lleno de hombres occidentales medio mayores, y unos cuantos jóvenes. Muchos de ellos ya estaban acomodados con sus novias por esa noche, y muchos otros simplemente tenían encima una cerveza o dos. Había un cuadrilátero montado a nivel de piso, medio mojado, algo que se nos hizo un poco raro.

Y que empiezan a anunciar a los boxeadores. Sí eran enanos, como esperábamos. Pero cero atléticos, algo que no esperábamos. En vez, deformes, con problemas incluso para caminar y obviamente no iban a boxear. Al menos no en el sentido estricto de la palabra. Solo iban a dar un disque show de box. Embarrados de aceite, se perseguían y con suerte se golpeaban mientras "interactuaban" con su gran público. Algo salido de una película de Buñuel o de los pachucos y caifanes en México. Surrealista y horrorizante. Después de ellos era el turno de hacer show a las chicas, pero no duramos ni quince minutos y salimos corriendo de ahí.

No recuerdo si pasamos a cenar o si nos fuimos directo a nuestro depa, pero sí que fue una experiencia difícil de digerir, y que deseo que no se repita jamás. No por mí, sino por esas personas a las que les quitan todo, hasta la dignidad, con tal de sobrevivir, y todo por entretener a los que más tienen.

En fin.

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