De noche en Wall Street
The Oculus
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Caminamos por diferentes calles y avenidas, viendo como el atardecer en realidad no se alinea con las calles que van de este a oeste más que un par de veces al año. Caminamos mientras la gente que había corrido más temprano el maratón seguían en la calle con sus capas metálicas. Caminamos hasta que tuve que parar en un baño. Y fue una gran parada.
Paramos en Eately, una tienda que por fuera no promete mucho, pero que en realidad es como la bolsa de Hermione que se extiende y se extiende por dentro. Y lo único que venden son cosas italianas. Pasta lista para comer. Pasta para cocinar en casa. Vinos. Pan. Aceite de oliva. Cannoli. Gelato. Trufas. Aceitunas. Máquinas para hacer espressos. Todo lo que puedan necesitar en su cocina y que venga de Italia, ahí lo venden.
Como siempre, no compramos nada, pero nos sirvió para armar el plan del resto de la tarde. Ya íbamos en la calle 23 (empezamos por la 80), y aun no llegábamos a nuestro destino final: el Financial District y el One World Trade Center (lo que remplazó a las Torres Gemelas). Pasamos por la escuela de derecho de NYU con su estilo bohemio de bars repletos de estudiantes pobres y gente que le gusta la fiesta. Cruzamos W Houston St. que es la "Calle 0" por llamarle de alguna manera, y que se pronuncia How-stone, no como la ciudad de Texas (otra de las maravillas del idioma inglés), y llegamos a SoHo, TriBeCa y Lower Manhattan. Dato curioso, a los new yorkinos les gusta abreviar todo, por lo que SoHo es South of Houston, TriBeCa es Triangle Below Canal St. y DUMBO, que habíamos recorrido en nuestra visita a Brooklyn es Down Under the Manhattan Bridge. Lower Manhattan es solo eso, Lower Manhattan.
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9/11 Memorial - Foto de Pixabay / CC
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Finalmente llegamos al One World Trade Center y, ¿adivinen qué? ¡Ya estaba cerrada toda la zona! Un policía casi nos pega a nosotros y a otros despistados que querían ver el 9/11 Memorial, y resignados seguimos hacia el famoso Charging Bull y la controversial Fearless Girl. Obviamente el buen Tuddón nos siguió contando unas muy buenas historias del origen del nombre de Wall Street, de como ahí fue inaugurado George Washington como primer presidente de Estados Unidos, y algunas historias de empresarios convertidos en coleccionistas de arte y filántropos con vidas increíbles - J.P. Morgan, John D. Rockefeller, Andrew Carnegie y Henry Frick.
Cuenta Tuddón que la colección de arte y el museo de Frick es de lo mejor que tiene que ofrecer la ciudad, o sea que si se dan una vuelta no se lo pierdan. Nosotros intentaremos ir después.Tarde de museo y noche de ópera. ¿Les parece?
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