Todos los caminos llegan a... día 1

A principios de 2018 estuve dos días y medio en Roma, de los cuales, uno fue en el Vaticano y los otros paseando por la ciudad. Caminé hasta el cansancio e hice las cosas más turísticas imaginables. Es más, si googlean las Things to do in Rome, visité las primeras 15 recomendaciones.

La diferencia con muchos de los viajes que he hecho fue que en este no tomé ningún walking tour, y en vez aproveché para conocer a fondo las diferentes iglesias y fuentes sin ninguna prisa. Además, como era temporada baja, no tuve que hacer filas para entrar a los lugares que llegan a tener hasta tres horas de espera.

Fue un viaje low key, sin muchas emociones pero sí con muchas observaciones de la forma en que vivimos y viajamos. No sólo yo o Cinthya, si no la gente en general. Obvio es una generalización, pero me fijé, y es algo que ya había platicado con Cin desde hace varios años, que mucha gente que vemos en los viajes va a lugares y se la pasan tweeteando o facebookeando o tomando miles de selfies con fondos que nunca apreciaron. ¡Pero sin parar! ¡Todo el día!

No sugiero que la gente deje de compartir sus viajes, ni digo que debemos viajar sin emocionarnos ni relacionar lo que vemos con nuestra casa o nuestros amigos, pero creo que sí debemos esforzarnos por estar un poco más en el momento y buscar gratificaciones retrasadas en vez de gratificación instantánea. Les dejo un artículo super bueno acerca de esto publicado por Harvard (HBR). Googleen delayed gratification y van a encontrar un chorro de artículos relacionados con negocios, educación de los niños, etcétera, etcétera.

Anyway, el blog es de viajes y no de psicología o sociología, aunque sí de un poco de ñoñez. O sea que mejor les cuento un poco de lo que vi y de lo que hice. Y lo primero que hice al llegar a Roma Termini (la principal estación de tren de la ciudad), fue ¡ir al baño por un euro! Como sufrí en este viaje por la falta de agua para evitar las paradas caras en baños de al menos un euro. Al final del día salía bastante amarilla la pipí. #graciasporcompartir

Y como este viaje fue básicamente un tour de sight seeing sin hacer visitas guiadas ni entrando a varios de los museos más famosos, les dejó más o menos el recorrido que hice para que les sirva de inspiración si deciden darse la vuelta por Roma.

Saliendo de Roma Termini (y del baño), lo primero que hice fue perderme. Di alguna vuelta mal y terminé en un mercado ambulante con puro inmigrante africano y el mexicano baboso con su cámara colgada del cuello. No es por racista, pero luego luego se siente la tensión cuando nos metemos en una zona en la que no deberíamos estar. ¿A poco no les ha pasado?

Ya recuperando el camino, me puse a caminar hacia la Fontana di Trevi. Saqué una manzana que había tomado en el hotel del día anterior, y me puse a caminar y a tomar fotos mientras la sujetaba con la boca. Hasta que se me cayó. O me la tiraron más bien. Una turista que iba pasando se me estrelló y ahí quedó mi snack. Eso fue en la esquina de las Cuatro Fuentes, o Quattro Fontane.

De ahí a la Fontana di Trevi está en corto, por lo que llegué y me puse en primera fila. No estaba vacía, pero definitivamente no tenía mucha gente que estorbara la vista. Ya sé que me eché medio post hablando mal de las fotos super turísticas, pero pues si saqué unas cuantas incluyendo una sola selfie. Además le hice de fotógrafo no oficial del lugar, porque cinco parejas me pidieron que les tomara una foto pal recuerdo.

En la misma ruta se llega al Pantheon, el edificio de dos mil años con el domo tan clásico y tan sencillo, que ha sido templo "pagano", iglesia católica, polvorín, y guarida entre otras cosas. Cuenta la serie de los Medici de Netflix, que ahí se inspiró Cosimo para construir el domo de la catedral de Florencia. Ha de ser puro cuento pero está buena la escena. Aquí un link con datos curiosos sobre este lugar.

Un poco más adelante llegué a la Piazza Navona, que con sus tres fuentes, obvio incluyendo una de Neptuno, es hogar del Museo di Roma y de cientos de palomas que se paran sobre los monstruos marinos. Es de las plazas más bonitas y más grandes de Roma, o sea que aunque sea de pisa y corre les recomiendo la visiten. Aquí algunos datos sobre la plaza.

Después de eso me tocó ir a dejar mi mochila al hostal que estaba "cerca" del Vaticano. Como era de esperarse me perdí un poco más pero fue de esas perdidas que valen la pena y, cuando finalmente atravesé el Tiber, lo hice con una vista magnífica de la Suprema Corte de frente y del Castel Sant' Angelo hacia el oeste.

Para ese momento ya llevaba todo el día en tren o caminando, pero como no podía encerrarme desde temprano en mi cuarto, agarré y me fui a visitar la Basílica de San Pedro. De eso y de la cena les cuento en el próximo post, que espero no sea otra guía turística cualquiera como la que me acabo de echar.