Todos los caminos llegan a... día 2
Efectivamente va a ser otra guía turística. Si no saben porque lo digo, antes de continuar leyendo, vean el post de mi primer día en Roma. Pero también va a ser un poco de mi experiencia en el Vaticano, sobre todo de la audiencia papal y de los sentimientos encontrados que me dejó. ¡Sí!, me recibió el Papa en privado. #ayaja
Me había quedado en que atravesé media ciudad desde la terminal de tren para finalmente dejar mi mochila en el hostal, y justo cuando salí del hostal hacia el Vaticano, que eran unas 20 calles, empezó a llover. No era un aguacero, pero si fue suficiente para espantar a muchos turistas y hacer que la Piazza de San Pietro y la fila para entrar a la basílica estuviera medio vacía. En cuanto dejé de tomar unas fotos y me formé, dejó de llover y se volvió a llenar, o sea que tuve muchísima suerte.
La visita a la basílica esa tarde, y al día siguiente la caminata en el museo vaticano me dejaron sin palabras. Por segunda vez en mi vida. Por fuera son muy bonitos y grandiosos y toda la cosa, pero al estar dentro creo que nunca me van a dejar de fascinar y sorprender como si fuera la primera vez que los vea.
Tanto mármol de diferentes colores, pinturas en cuadros o frescos con cientos de colores pasteles que dan la impresión que estamos en el paraíso, o sombras y claroscuros que parece que el infierno está cobrando vida frente a nosotros, así como los espacios enormes soportados por inmensas columnas simplemente me hacían sentir que flotaba.
Y lo más impresionante es que son 7 kilómetros de cuartos y salones que están llenos de pinturas y esculturas, como son la Capilla Sistina incluyendo la Pieta o la Piedad, la Sala Rotonda, la Pinacoteca y los cuartos de Raffaello, que incluyen la gran Escuela de Atenas entre otros. En este sitio pueden encontrar más información de los diferentes cuartos, así como algunas fotos y videos muy buenos. Lo recomiendo.
Yo fui de los primeros en entrar al Vaticano, y creo que también de los primeros en salir. Decidí no usar la audio guía porque la mitad de las cosas se me iban a olvidar, y no quería tomar un tour para que me platicaran muchas cosas que en general ya sabía. Entonces, después de unas 5 horas de paseo, fue momento de seguir mi camino.
El primer lugar en el que paré, después de tomar un lunch rápido, fue la basílica de Sant' Andrea della Valle. Además de ser una obra de arte más, lo que me llamó mucho la atención es que, en la nave central, donde van los asientos de la congregación, tenían unas mesas con espejos para facilitar la vista de la bóveda y de los arcos así como de los frescos que están ahí pintados. Se me hizo una súper idea, muy sencilla, pero que ayuda a que todo mundo pueda apreciar fácilmente las historias representadas en los frescos.
Que increíble que sigan de pie (al menos el coliseo) y que cupieran cientos de miles de personas en construcciones tan antiguas ¿no? Seguro que actualmente no se podrían construir estadios así por el riesgo de accidentes de los visitantes, además del riesgo por las peleas a muerte, de los leones y de las carreras en carrozas. Pero estaría bueno.
En el resto de la tarde visité la Piazza España, la Piazza del Popolo y el mirador de Pincio donde se aprecia el atardecer con un poco de música, y por donde se ve el sol caer al domo de San Pedro. Todas las plazas fueron lindas, pero no se compararon con las maravillas que había visto por la mañana. Lo único que realmente fue maravilloso fue la escultura de Moises de Michelangelo, que creo que es uno de los secretos mejor guardados de Roma junto con otros cientos de estatuas y esculturas que se esconden en los patios privados de edificios residenciales o del gobierno, que aún conservan piezas de centenas, si no es que de millares de años. Literal.
Ahora sí, les cuento mis impresiones de la audiencia papal. O mejor no. Se las platico en el próximo post. Al igual que de mi cena. Por hoy ya fue mucho.
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