De trabajo por Malasia
Como les comenté en los posts de Argentina, Milán y San Francisco, hay veces que nuestro trabajo nos obliga a pasear. ¡Pobres de nosotros! Y en una de esas ocasiones, el paseo duró tres meses por Malasia, en las afueras de Kuala Lumpur (KL). En realidad iba y regresaba cada semana a Manila, pero como el viaje era de domingo a mediodía a sábado en la madrugada, se puede decir que estuve casi todo ese tiempo en KL.
Y pues como siempre aprovechamos para que Cinthya se diera la vuelta. #obviamente. En un puente de Filipinas se fue a visitarme, y yo trabajé mientras ella paseaba. Para que no piensen que sólo yo paseo mientras ella trabaja (como en mi semana en Italia).
Pero el paseo por Malasia en realidad duró más tiempo que cuando Cinthya me visitó. En realidad, todo el viaje fue una experiencia cultural super interesante por varias razones:
La primer pregunta que seguro se hacen es, y ¿cómo hablaba? Fácil, con la boca. Y en inglés. Porque como hay al menos tres grandes culturas en Malasia (malai, china e india), todos tienen que hablar en inglés para entenderse. O solo hablar con los de su cultura, pero eso solo lo hacen algunas clases sociales (como siempre, los pobres pobres que no tienen acceso a educación o que son inmigrantes marginados).
La segunda pregunta es, ¿cómo la pasaron? En ese momento lo sufrí horrible. Después de que terminó el proyecto lo tomé con filosofía y aprendí mucho de esa experiencia, pero como lo sufrí. ¿Por qué? ¡Por la almohada! Entre otras cosas. Y es que les encantan las almohadas super duras y altas, por lo que me fue casi imposible dormir durante varias semanas, hasta que me llevé una almohada de mi jaula de oro al hotel donde me hospedaba.
Además sufrí por el shock cultural, aunque ese no fui solo yo, sino varios de mis compañeritos de equipo. Pasé de una cultura relajada y colaborativa, a una que era cien por ciento jerárquica, donde lo que dice el de arriba es la verdad absoluta y con la que choqué terriblemente durante esos tres meses. Estoy acostumbrado a retar de forma amable las ideas de los demás, pero probablemente por el shock cultural me puse algo necio y no supe escoger algunas de mis batallas. Pero por suerte aprendí medio rápido, y es algo que siempre llevo conmigo. Resulta que perro viejo sí aprende nuevos trucos.
Pero de no ser por temas culturales del trabajo, la pasé de lujo, incluso cuando me visitó Cinthya. Les cuento un poco. Durante unas semanas acompañé a unos de mis compañeros a cenar todo tipo de comida asiática super local, pero después de 15 días y un par de diarreas, fue demasiado para mí, y me dediqué a comer pizza por las noches. Eso sí, puras margaritas para no engordar de más.
Con Cinthya visitamos el centro de KL a ver las impresionantes Torres Petronas, el famoso KL Tower, las Batu Caves y la Mezquita Nacional entre otras cosas. Las tres torres y la ciudad en sí son inmensas y llaman mucho la atención, pero sin duda lo que más disfruté fueron las Batu Caves y la Mezquita. Batu lo disfruté no porque estuviera bonito, al contrario ¡es horrible! Es puro cemento sucio en un lugar que solía ser pura naturaleza. Pero me lo imaginé hace 50 años cuando solo era una cueva gigante con un templo gigante dentro de ella, como si fuera parte de una película de Indiana Jones o de Kawasan Falls, lleno de changos y árboles gigantes.
Y la Mezquita porque es la única vez que he podido entrar a uno de estos templos que, contrario a muchas iglesias católicas que acostumbramos ver en México o Europa, es super minimalista, con formas finas y espejos de agua que crean un ambiente de serenidad y armonía. Y porque nos pidieron que nos "disfrazáramos". Eso fue lo mejor.
Pero bueno, una de las cosas más memorables de este viaje, y con lo que quiero cerrar el post, es la vez que en la oficina fui al baño y para mi sorpresa, ¡no había papel! Entonces le tuve que hacer como los locales, y use la cubeta con la que se echan agua para limpiarse por ahí con los dedos y agua. No les cuento más detalles, pero hasta me enfermé del estómago unas horas después.
Juro que sí me lavé bien la... mano con la que me limpié.
#guacala #graciasporcompartir
Y pues como siempre aprovechamos para que Cinthya se diera la vuelta. #obviamente. En un puente de Filipinas se fue a visitarme, y yo trabajé mientras ella paseaba. Para que no piensen que sólo yo paseo mientras ella trabaja (como en mi semana en Italia).
Pero el paseo por Malasia en realidad duró más tiempo que cuando Cinthya me visitó. En realidad, todo el viaje fue una experiencia cultural super interesante por varias razones:
- Era mi primer proyecto en Asia, por lo que tenía que aprender y adaptarme a la cultura local
- En el proyecto habían dos analistas de Mianmar, un gerente de la India, un director de Corea del Sur, y dos socios de Singapur (una de ascendencia india y otro de ascendencia china)
- El proyecto estaba relacionado indirectamente con decisiones basadas en market research, por lo que necesitaba entender las preferencias de los consumidores locales
- El proyecto fue en una fábrica, por lo que me tocó comer en la planta todos los días la comida cien por ciento local
La primer pregunta que seguro se hacen es, y ¿cómo hablaba? Fácil, con la boca. Y en inglés. Porque como hay al menos tres grandes culturas en Malasia (malai, china e india), todos tienen que hablar en inglés para entenderse. O solo hablar con los de su cultura, pero eso solo lo hacen algunas clases sociales (como siempre, los pobres pobres que no tienen acceso a educación o que son inmigrantes marginados).
La segunda pregunta es, ¿cómo la pasaron? En ese momento lo sufrí horrible. Después de que terminó el proyecto lo tomé con filosofía y aprendí mucho de esa experiencia, pero como lo sufrí. ¿Por qué? ¡Por la almohada! Entre otras cosas. Y es que les encantan las almohadas super duras y altas, por lo que me fue casi imposible dormir durante varias semanas, hasta que me llevé una almohada de mi jaula de oro al hotel donde me hospedaba.
Además sufrí por el shock cultural, aunque ese no fui solo yo, sino varios de mis compañeritos de equipo. Pasé de una cultura relajada y colaborativa, a una que era cien por ciento jerárquica, donde lo que dice el de arriba es la verdad absoluta y con la que choqué terriblemente durante esos tres meses. Estoy acostumbrado a retar de forma amable las ideas de los demás, pero probablemente por el shock cultural me puse algo necio y no supe escoger algunas de mis batallas. Pero por suerte aprendí medio rápido, y es algo que siempre llevo conmigo. Resulta que perro viejo sí aprende nuevos trucos.
Pero de no ser por temas culturales del trabajo, la pasé de lujo, incluso cuando me visitó Cinthya. Les cuento un poco. Durante unas semanas acompañé a unos de mis compañeros a cenar todo tipo de comida asiática super local, pero después de 15 días y un par de diarreas, fue demasiado para mí, y me dediqué a comer pizza por las noches. Eso sí, puras margaritas para no engordar de más.
Con Cinthya visitamos el centro de KL a ver las impresionantes Torres Petronas, el famoso KL Tower, las Batu Caves y la Mezquita Nacional entre otras cosas. Las tres torres y la ciudad en sí son inmensas y llaman mucho la atención, pero sin duda lo que más disfruté fueron las Batu Caves y la Mezquita. Batu lo disfruté no porque estuviera bonito, al contrario ¡es horrible! Es puro cemento sucio en un lugar que solía ser pura naturaleza. Pero me lo imaginé hace 50 años cuando solo era una cueva gigante con un templo gigante dentro de ella, como si fuera parte de una película de Indiana Jones o de Kawasan Falls, lleno de changos y árboles gigantes.
Y la Mezquita porque es la única vez que he podido entrar a uno de estos templos que, contrario a muchas iglesias católicas que acostumbramos ver en México o Europa, es super minimalista, con formas finas y espejos de agua que crean un ambiente de serenidad y armonía. Y porque nos pidieron que nos "disfrazáramos". Eso fue lo mejor.
Pero bueno, una de las cosas más memorables de este viaje, y con lo que quiero cerrar el post, es la vez que en la oficina fui al baño y para mi sorpresa, ¡no había papel! Entonces le tuve que hacer como los locales, y use la cubeta con la que se echan agua para limpiarse por ahí con los dedos y agua. No les cuento más detalles, pero hasta me enfermé del estómago unas horas después.
Juro que sí me lavé bien la... mano con la que me limpié.
#guacala #graciasporcompartir
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