A comer naranjas Sevillanas

Plaza con fuente y rio, con turistas paseando en barcos de remo
En enero de 2018 planeamos nuestra visita al sur de España para escapar un poco del frío de Londres pero, como recorrimos Sevilla, Granada y Málaga a finales de febrero, no encontramos todo el calor que esperábamos. Lo que sí encontramos fueron ¡tapas y cañitas super baratas! Al menos comparadas con los precios a los que estábamos acostumbrados en South Kensington. Además encontramos las dichosas naranjas que adornan el titulo de este post.

Como cada viaje que hicimos cuando vivimos en Londres, empezamos nuestro recorrido mega temprano. Despertamos a las dos de la madrugada para tomar un Uber de 15 minutos a Victoria Station, luego un camión de hora y cacho hacia el aeropuerto de Stansted, y finalmente nuestro super vuelo de bajo costo con easyJet hasta la famosa "Costa del Sol" a las 6am. Básicamente legamos a las 9am a Málaga con 7 horas de viaje encima. Pero en realidad ahí no acabo el trayecto, ya que nos esperaba una hora más para poder recoger el coche rentado y ¡dos horas y media para llegar a Sevilla! Todo por ahorrar bastantes libras.

Una vez que llegamos a Sevilla, lo primero que vimos fueron filas y filas de naranjos. Perdonen la ignorancia, pero no sabíamos que Sevilla tuviera tanta naranja, y sólo habíamos escuchado que otras ciudades o regiones como Valencia las tenían. Y pues la curiosidad mató al gato, o en este caso casi hizo vomitar a Cinthya, ya que las naranjas de Sevilla no son las típicas con las que puedes hacer un rico jugo. En cambio, se usan en mermeladas o dulces para darles un sabor medio amargo. Aunque Cinthya me había hecho saltar como chango para bajar una naranja de un árbol, después de ver su reacción obviamente decidí no probar tan "rico" manjar.

Dato curioso, las naranjas de Sevilla las llevó Hércules hace cientos o miles de años mientras descansaba entre sus aventuras. ¡Es en serio! Si no me creen lean esto.
Sevilla - Foto de Pixabay / CC
Como siempre, nos pusimos a caminar por la ciudad, sobre todo por el centro histórico para ver algunas de las muchas iglesias, museos y vistas espectaculares de Sevilla desde algún rooftop. Algunos de los lugares que más ansiábamos visitar eran la Catedral de Sevilla, el Real Alcázar, la Plaza de España y la Giralda.

Y aunque sí pudimos visitar todo eso en día y medio, hoy solo les cuento de algo mucho más mundano. ¡De una fiesta de cumpleaños cualquiera! Resulta que íbamos caminando por las callecitas sevillanas buscando algo que comer y que tomar, cuando nos encontramos con un mini mercado muy coqueto y un grupo de gente que estaban disfrutando de unas cañitas, montaditos, mariscos, y echando buena fiesta. Como se veía bueno el ambiente, pues decidimos parar por algo de tomar, y como no había lugar donde sentarse pues nos anclamos a la mitad del grupo de chavo-rucos.

Cin se fue a comprar las cervezas y algo que picar en lo que yo esperaba pacientemente, cuando nos dimos cuenta que en realidad todos los locales excepto uno estaban cerrados. Resulta que el grupo de gente estaba festejando un cumple años de un chavito de 40 años y nosotros básicamente estábamos de colados. De pura buena suerte Cinthya pudo comprar algo de tomar, y después de terminarlo, de bailar Despacito (aún estaba de moda), y de bailar con la banda local de música decidimos continuar con nuestro camino.
En el próximo post les dejo más datos de los sitios históricos, pero por ahora me voy a buscar unas cañitas de €1. A ver si las encuentro.

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