Visitando la Plaza de España
Después de nuestra prueba de naranjas amargas y de colarnos en la fiesta de un chavo-ruco local en Sevilla, teníamos que ser más cuidadosos en lo que hacíamos para no meternos en lugares extraños. Justo por eso decidimos ponernos a platicar con un señor cualquiera en la calle y dejar que nos llevara hasta la catedral por lo que, según él, eran ¡unos atajos!
Pero no os preocupéis queridos lectores. En realidad era un sacerdote marista, ya medio viejito y muy buena onda, que nos contó un poco de su vida mientas nos daba recomendaciones de donde ir, que hacer, y obviamente de a que hora ir a misa. Todo esto salió porque, al vernos super turistas con nuestro mapa de cabeza, se nos acercó y nos ofreció un poco de ayuda.
Y finalmente llegamos a la catedral, que por cierto es la catedral católica más grande del mundo, pero ¡no pudimos entrar! Había un evento local y estaba cerrada al público, por lo que tuvimos que regresar al día siguiente. En vez de de visitarla, decidimos aprovechar e ir a comer-cenar unas ricas tapas con una bonita vista de la Giralda. Lo bueno es que más temprano habíamos recorrido la Plaza de España por lo que no había sido un día completamente perdido.
Déjenme les cuento.
La Plaza de España es, como su nombre lo indica, una plaza hecha para celebrar a España. Así de sencillo. Y es una plaza bella, con un edificio semi-circular al estilo art-deco mezclado con el movimiento renacentista español y elementos barrocos. O sea una cosa muy particular. Tan particular que hasta la usaron en algunas escenas de Star Wars cuando Anakin está ligando con Padmé. Pero independientemente de lo que haya hecho o no el futuro Darth Vader y del enorme edificio principal, lo que más llama la atención son los azulejos que representan a las provincias, a las ciudades o reinos españoles y a algunos personajes y eventos históricos.
Para no aburrirlos con detalles que además ni conozco bien, aquí y aquí pueden encontrar un poco más de información detallada de la plaza y de los azulejos.
Los azulejos y la fuente abrazados por el edificio principal, los parques y árboles con naranjos envueltos por el aroma del azahar y, en si toda la atmósfera del lugar, dan pie a que los locales vayan a echar novio, a que los niños vayan a comprar globos, juguetes y dulces, y a que los turistas busquen la mejor foto evitando a todos los anteriores. Nosotros aprovechamos el sol que tanta falta nos hacía, y simplemente nos echamos como lagartijas a observar a la gente pasar y ver como "navegaban" con sus remos por la fuente, para después sentarnos a comer unas tapas semi-ligeras en lo que decidíamos si tomábamos el hop on-hop off sevillano como buenos turistas. (al final decidimos si tomarlo)
Ya con barriga llena y el corazón contento, empezamos nuestro camino hacia el centro histórico con la esperanza de entrar a la catedral, que como les conté al inicio del post, fue una misión fallida.
Espero que en el próximo post tengamos más suerte y logremos entrar a este inmenso templo.
Pero no os preocupéis queridos lectores. En realidad era un sacerdote marista, ya medio viejito y muy buena onda, que nos contó un poco de su vida mientas nos daba recomendaciones de donde ir, que hacer, y obviamente de a que hora ir a misa. Todo esto salió porque, al vernos super turistas con nuestro mapa de cabeza, se nos acercó y nos ofreció un poco de ayuda.
Y finalmente llegamos a la catedral, que por cierto es la catedral católica más grande del mundo, pero ¡no pudimos entrar! Había un evento local y estaba cerrada al público, por lo que tuvimos que regresar al día siguiente. En vez de de visitarla, decidimos aprovechar e ir a comer-cenar unas ricas tapas con una bonita vista de la Giralda. Lo bueno es que más temprano habíamos recorrido la Plaza de España por lo que no había sido un día completamente perdido.
Déjenme les cuento.
La Plaza de España es, como su nombre lo indica, una plaza hecha para celebrar a España. Así de sencillo. Y es una plaza bella, con un edificio semi-circular al estilo art-deco mezclado con el movimiento renacentista español y elementos barrocos. O sea una cosa muy particular. Tan particular que hasta la usaron en algunas escenas de Star Wars cuando Anakin está ligando con Padmé. Pero independientemente de lo que haya hecho o no el futuro Darth Vader y del enorme edificio principal, lo que más llama la atención son los azulejos que representan a las provincias, a las ciudades o reinos españoles y a algunos personajes y eventos históricos.
Para no aburrirlos con detalles que además ni conozco bien, aquí y aquí pueden encontrar un poco más de información detallada de la plaza y de los azulejos.
Los azulejos y la fuente abrazados por el edificio principal, los parques y árboles con naranjos envueltos por el aroma del azahar y, en si toda la atmósfera del lugar, dan pie a que los locales vayan a echar novio, a que los niños vayan a comprar globos, juguetes y dulces, y a que los turistas busquen la mejor foto evitando a todos los anteriores. Nosotros aprovechamos el sol que tanta falta nos hacía, y simplemente nos echamos como lagartijas a observar a la gente pasar y ver como "navegaban" con sus remos por la fuente, para después sentarnos a comer unas tapas semi-ligeras en lo que decidíamos si tomábamos el hop on-hop off sevillano como buenos turistas. (al final decidimos si tomarlo)
Ya con barriga llena y el corazón contento, empezamos nuestro camino hacia el centro histórico con la esperanza de entrar a la catedral, que como les conté al inicio del post, fue una misión fallida.
Espero que en el próximo post tengamos más suerte y logremos entrar a este inmenso templo.
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