Hong Kong... ciudad de sorpresas

Cin y Gil con edificio de HSBC
Hong Kong definitivamente es mi ciudad favorita en el mundo mundial. ¡Se tenía que decir, y se dijo! Al menos como turista.

Solo estuvimos ahí tres días mientras vivimos en Manila, pero definitivamente me dejó sorprendido. Y es que, lo que siempre comentamos cuando nos preguntan sobre esta ciudad, HK tiene el mix perfecto de los avances de primer mundo con algo del desorden de país en desarrollo. Les doy unos ejemplos.

HK es el hub financiero y de negocios de Asia, pero tiene miles de puestos ambulantes llenos de mugre y chácharas. Tienen malls y restaurantes de lujo junto a puestos de comida ambulante que enferma a cualquiera. Hay parques que promueven la salud pública, pero tiene gente viviendo en micro departamentos que son como gallineros. Finalmente, tienen la cultura de avance inglesa pero restricciones y costumbres chinas. De no ser por eso último, los demás ejemplos se encuentran en cualquier ciudad de México o de países sub-desarrollados.
Edificios de Hong Kong
Pero en esa diferencia cultural está la belleza de este lugar. En los oxímoron y paradojas. Ofrece todo tipo de experiencias y vistas increíbles de modernidad y avance, mientras limita el crecimiento y estilo de vida de miles que están sumidos en la pobreza. Que no haya confusión, no me alegra que exista disparidad y pobreza. Pero eso es lo que en gran medida hace tan interesante esta ciudad desde un punto de vista externo y alejado.

Pero bueno, como siempre me puse a hablar un poco de temas medio filosóficos que están relacionados a la ciudad. Ahora es tiempo de hablarles de nuestro viaje.

¿Dónde empezar? Pues en el principio, ¿no? Aunque esto es un poco complicado porque este es de los viajes que menos recuerdo. Cinthya debería estar escribiendo este post porque ella se acuerda de cada detalle del viaje mientras que yo, aun con fotos, ni de la mitad.
Vista de Hong Kong
Para empezar debemos saber un poco de la geografía de la ciudad. HK básicamente está dividida en dos, en la isla, que es la parte más moderna con edificios altos y futuristas, y la parte antigua, con miles de edificios que parecen de interés social.

Una gran manera de verla es desde el punto más elevado de la isla, en el Victoria Peak, o en alguno de los roof tops de los edificios más altos o icónicos de la ciudad. Y desde ahí, cenando o echándose un drink, se puede ver como la gran densidad de los edificios crea laberintos llenos de sorpresas. Hay pequeñas sorpresas como un barecito que se encuentra frente al enorme edificio de HSBC, y que se presta para la postal perfecta, al que nos llevó Aurora, una amiga de México que, como nosotros, ha ido recorriendo el mundo por la chamba. #fotopalface
Lamparas de temploOtra gran sorpresa entre tanto edificio es la gran variedad de restaurantes internacionales!

Recordemos que Hong Kong está a la mitad de Asia, pero por ser una de las ciudades más cosmopolitas del mundo, se encuentra cualquier tipo de cocina, y lo mejor es que es super autentica. Lo único malo es el precio.

Cuando visitamos HK, como llevábamos ya bastantes meses en Manila, teníamos ganas de algo 100% occidental. Entonces, después de caminar indecisos por la zona de bares y restaurantes, paramos en un lugarcito francés, literal lleno de franchetis comiendo sus escargot, sus baguettes y tomando un buen vino tinto. Aprovechando que estaba relajado el ambiente, con algo de lluvia afuera y super lindo el lugar, pues nos quedamos un buen rato disfrutando la comida y de chismosos a lo que platicaban los demás, porque literal era un mini restaurante que seguro es el hub de los franceses de HK.

Pero obvio no fuimos a HK solo a comer cosas de otros países. Entonces, para probar algo realmente bueno, o eso nos dijeron, decidimos hacer una fila de casi dos horas para probar el famoso dim sum de Tim Ho Wan. Aun no entiendo como nos atrevimos a esperar tanto tiempo para poder entrar al restaurantito este que, aunque sí estuvo bueno, su estrella Michelín no valió tan larga espera. Estoy seguro que hay muchos otros lugares igual de buenos, algunos más baratos, algunos más caros, que podríamos haber visitado. Pero pues en Roma, había que probar esos dumplings.
Además era super curioso ver como los locales y los expats pedían sin problema una gran variedad de platillos desde que se sentaban porque, algo que no sabíamos, es que como hay tanta gente esperando, solo se podía ordenar una sola vez y todo de jalón, sin importar que te quedaras con hambre o que pidieras de más. Todo para hacer el proceso más eficiente. Por lo menos le atinamos a lo que queríamos y en la cantidad correcta. Que ricos los dumplings de camarón, ¿no?

Y pues con ganas de ir por un dim sum para cenar, los dejo y en la que sigue les cuento más sobre la ciudad y lo que hay que visitar.

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