Parido por un dragón
Imagínense nacer por la boca de un dragón. Suena como de GoT, Harry Potter o, si le exageramos un poco, de la Biblia. Seguro quien nazca de esa manera es alguien súper especial, al igual que todos sus descendientes ¿no? Pues este es el caso de los Visconti, la familia que hizo de Milán una potencia en la edad media y renacimiento, y que hasta la fecha su apellido y su escudo de armas siguen siendo famosos en todo el mundo. Déjenme les cuento.
Se supone que existía un dragón que molestaba a los Milaneses. Se los comía, se robaba su ganado, quemaba sus tierras, etc. Simplemente era una pesadilla. Hasta que un buen día, el buen Umberto Lombardo lo logró matar y de alguna manera muy extraña, de su vientre (o más bien de su boca) nació Ottone Visconti, quien fue el fundador de una dinastía que cambió la cara de Italia. ¿Qué injusto no? El papá es todo un héroe, y el hijo sale premiado. En fin, ce la vie.
(Abajo pueden ver un par de imágenes de un dragón "comiendo" una persona - en realidad está naciendo un niño por su boca - parte del escudo de la ciudad y otra foto con un dragón muerto en la fachada de Il Duomo)
Obviamente no tenía idea de esta historia hasta el viaje que hice a Milán a principios de 2019. Cuando vivíamos en Londres siempre quisimos hacer un viaje a Italia y pasar dos semanas manejando por la Toscana, disfrutando de buena comida y buen vino. Tinto para Cinthya y Prosecco para mí. Por razones del destino no pudimos hacer ese viaje, y en cambio nos conformamos con que yo paseara por Italia mientras Cinthya trabajaba. ¡Sí, yo salí ganón! Aunque tengo que aceptar que Cinthya me hizo un poco de falta durante este viaje.
Una de las cosas buenas de cambiar de casa o, más bien de cambiar de país, es que en lo que empiezo a trabajar en mi nuevo país, tengo chance de viajar o hacer cosas que por lo general no haría. Ya sea viajar localmente para conocer la nueva ciudad donde vivimos, como cuando nos fuimos a Manila y a Londres, hacer algún curso de algo que me interese, o en este caso viajar internacionalmente. Recién llegados a DC me fui a Bélgica dos semanas, y a principios de 2019 tocó Italia otras dos semanas. Pero desvarío.
Como siempre, llegué en mi vuelo de bajo costo, primero viajando con WOW Air desde Baltimore a Copenhagen pasando por Reykjavik, y luego de Copenhagen a Milán con Ryanair. Hay vuelos dentro de Europa por $30, o sea que el avión guajolotero sin opción de llevar maleta (ni aunque sea carry on - solo se puede una mochila) no me molestó en nada. Optimicé las cosas que llevaba para no apestar, y con eso tuve en lo que veía a Cinthya en Florencia unos días después. Ella fue de trabajo, por lo que nos vimos el fin de semana y ahí me pasó unos cambios de ropa para lo que restaba del viaje.
Anyway, déjenme les cuento un poco de mi estadía en Milán. Llegué sin problema alguno al aeropuerto de Bérgamo, luego directo al hotel, hice el check in, dormí sin problema y al día siguiente me salí a pasear. Todo normal.
Sin embargo, antes de salir por la mañana pedí en la recepción que extendieran mi estadía en el cuarto en el que había dormido, ya que en teoría iba a cambiar de un cuarto privado a uno compartido para ahorrar un poco. Sin problema lo comenzaron a cambiar en el sistema peeeero, y es un gran pero, ¡esa noche me tocaba dormir en otro hotel! Tenían el mismo nombre y solo la dirección cambiaba, o sea que estaba en el hotel incorrecto, del otro lado de la ciudad, todo jet-lagueado y sin ganas de empacar y llevar conmigo mi mochila todo el día. Por suerte había una habitación disponible y me pudieron transferir entre hoteles, pero fue una buena lección para que la próxima vez que Cinthya y yo reservemos cuartos al mismo tiempo, desde celulares distintos, nos fijemos que sí estemos apartando el mismo.
La próxima semana les cuento un poco más a detalle de mis días en Milán, donde desafortunadamente no comí ninguna milanesa.
Se supone que existía un dragón que molestaba a los Milaneses. Se los comía, se robaba su ganado, quemaba sus tierras, etc. Simplemente era una pesadilla. Hasta que un buen día, el buen Umberto Lombardo lo logró matar y de alguna manera muy extraña, de su vientre (o más bien de su boca) nació Ottone Visconti, quien fue el fundador de una dinastía que cambió la cara de Italia. ¿Qué injusto no? El papá es todo un héroe, y el hijo sale premiado. En fin, ce la vie.
(Abajo pueden ver un par de imágenes de un dragón "comiendo" una persona - en realidad está naciendo un niño por su boca - parte del escudo de la ciudad y otra foto con un dragón muerto en la fachada de Il Duomo)
Obviamente no tenía idea de esta historia hasta el viaje que hice a Milán a principios de 2019. Cuando vivíamos en Londres siempre quisimos hacer un viaje a Italia y pasar dos semanas manejando por la Toscana, disfrutando de buena comida y buen vino. Tinto para Cinthya y Prosecco para mí. Por razones del destino no pudimos hacer ese viaje, y en cambio nos conformamos con que yo paseara por Italia mientras Cinthya trabajaba. ¡Sí, yo salí ganón! Aunque tengo que aceptar que Cinthya me hizo un poco de falta durante este viaje.
Una de las cosas buenas de cambiar de casa o, más bien de cambiar de país, es que en lo que empiezo a trabajar en mi nuevo país, tengo chance de viajar o hacer cosas que por lo general no haría. Ya sea viajar localmente para conocer la nueva ciudad donde vivimos, como cuando nos fuimos a Manila y a Londres, hacer algún curso de algo que me interese, o en este caso viajar internacionalmente. Recién llegados a DC me fui a Bélgica dos semanas, y a principios de 2019 tocó Italia otras dos semanas. Pero desvarío.
Como siempre, llegué en mi vuelo de bajo costo, primero viajando con WOW Air desde Baltimore a Copenhagen pasando por Reykjavik, y luego de Copenhagen a Milán con Ryanair. Hay vuelos dentro de Europa por $30, o sea que el avión guajolotero sin opción de llevar maleta (ni aunque sea carry on - solo se puede una mochila) no me molestó en nada. Optimicé las cosas que llevaba para no apestar, y con eso tuve en lo que veía a Cinthya en Florencia unos días después. Ella fue de trabajo, por lo que nos vimos el fin de semana y ahí me pasó unos cambios de ropa para lo que restaba del viaje.
Anyway, déjenme les cuento un poco de mi estadía en Milán. Llegué sin problema alguno al aeropuerto de Bérgamo, luego directo al hotel, hice el check in, dormí sin problema y al día siguiente me salí a pasear. Todo normal.
Sin embargo, antes de salir por la mañana pedí en la recepción que extendieran mi estadía en el cuarto en el que había dormido, ya que en teoría iba a cambiar de un cuarto privado a uno compartido para ahorrar un poco. Sin problema lo comenzaron a cambiar en el sistema peeeero, y es un gran pero, ¡esa noche me tocaba dormir en otro hotel! Tenían el mismo nombre y solo la dirección cambiaba, o sea que estaba en el hotel incorrecto, del otro lado de la ciudad, todo jet-lagueado y sin ganas de empacar y llevar conmigo mi mochila todo el día. Por suerte había una habitación disponible y me pudieron transferir entre hoteles, pero fue una buena lección para que la próxima vez que Cinthya y yo reservemos cuartos al mismo tiempo, desde celulares distintos, nos fijemos que sí estemos apartando el mismo.
La próxima semana les cuento un poco más a detalle de mis días en Milán, donde desafortunadamente no comí ninguna milanesa.
Comments
Post a Comment