Oxford y Cambridge

¡Ojalá hubiera estudiado la licenciatura en Oxford o Cambridge! ¡Y ojalá al menos se me hubiera ocurrido estudiarla en una de ellas! Pero el hubiera no existe, y no me quejo ni tantito del camino que he tomado. De hecho, si hubiera estudiado ahí, no estaría escribiendo esto hoy.

Pero eso no quita que las admire y que se me hagan impresionantes. Los diferentes colleges que las forman, sus caminos medievales enredados, sus anécdotas y todo el conocimiento que han salido de estas dos escuelas es imponente. Y no es para menos, si entre las dos escuelas presumen alumni como Isaac Newton (físico), Charles Darwin (evolución), Adam Smith (economía), S. Hawking (física y astronomía), Dr. Seuss (El Grinch y el Lorax), Thomas More (santo filósofo), CS Lewis (Alice in Wonderland), Alan Turing (computación), múltiples reyes, reinas, todo tipo de políticos, científicos, actores, actrices y hasta Harry Potter! (en realidad él fue a Hogwarts pero esa escuela es parte de Oxford). En una de esas me unía a tan celebradas personalidades. #ayaja

Pero bueno, al igual que en este post de Milán y sin entrar en detalles, hago hincapié en que desearía que en México tuviéramos escuelas de tan alto calibre, o al menos oportunidades reales de que toda la población pudieran estudiar en este tipo de instituciones si así lo desearan. Se que es controversial cuando digo que no tenemos ese tipo de educación, pero en mi opinión es la verdad.
Anyway, regresemos a estos dos day trips. Uno lo hicimos solos, y uno lo hicimos acompañados por Victor, Ligeany y su pequeña hija Julia, unos muy buenos amigos brasileños que conocimos en Filipinas (Cinthya y Victor trabajaban juntos). Los conocimos cuando recién llegamos a Manila (Julia tenía apenas tres meses), después por coincidencia nos mudamos al mismo tiempo a Londres, y de ahí nos mudamos otra vez al mismo tiempo a los USA, aunque a estados y costas diferentes. Sin embargo, están próximos a mudarse al East Coast, osea que solo nos separan algunos estados y un vuelo de una hora.

El caso es que en ambas universidades pudimos recorrer las diferentes escuelas, aprendimos cómo el sistema educativo es bastante diferente al de México, ya que ellos hacen énfasis en la integración de materias y proyectos a lo largo del año y de la carrera (contrario a las materias aisladas que cursamos en México), recorrimos dormitorios antiguos y jardines donde era permitido, además de que no faltaron las chelitas inglesas que tomamos como alumnos locales pero con un poco más de presupuesto.
Experimentamos algunas costumbres super peculiares como el no pisar el pasto a menos que seas fellow, profesor o estudiante de la escuela donde se encuentre el jardín, como se ve en algunas películas como The Man Who Knew Infinity (super recomendable), que nos llamaron mucho la atención. Para mí, estas tradiciones aportan magia a estos lugares, además de que para efectos prácticos ayudan a que los estudiantes no estén distraídos por miles de turistas odiosos y se enfoquen en sus estudios.

Ya sea en Trinity College o cualquiera de las otras no tan famosas escuelas, en la Bodleian Library y en el comedor de Christ Church College, encontramos cientos de lugares que visitar que seguro han visto en películas de Harry Potter, X-Men, Dr. Strange, Sherlock Holmes, etcétera, etcétera. Tuvimos mucha suerte y pudimos pasear por todos estos lugares, por lo general sin reconocerlos a menos de que alguien nos indicara que habían estado en alguna peli, pero que nos hacían sentir la magia que inspiró historias como la de Alicia en el País de las Maravillas.

Y hablando de libros, la Bodleian Library, que es la biblioteca principal de Oxford, ¡contiene más de 12 millones de libros, documentos y mapas que vienen desde la época de los faraones de Egipto! Además, nos contaron que todos los libros que se imprimen en Inglaterra desde hace cientos de años le envían una copia para que sea guardada en esta inmensa biblioteca. Imagínense cuántos libros se escriben y sobre todo, el espacio donde son resguardados. Por lo tanto, cuando decida convertir este blog en libro, me encargaré de que una copia sea enviada a la biblioteca de Oxford, que es la nueva Alejandría.

Anyway, creo que este post fue un poco más de noñez que de viaje, o sea que hay que rematarlo como tal. En los dos paseos Cinthya y yo comentamos que, como les comentaba al principio del blog, hubiera sido padrisimo estudiar ahí. Platicabamos que nuestros papases y mamases hicieron un gran esfuerzo para que tuviéramos la mejor educación posible, que nos apoyaron y nos guiaron para que estuviéramos bien preparados para esta vida (como profesionales y personas), y que ese debe ser el baseline de donde nosotros (y nuestros primos, hermanos y amigos) debiéramos de partir con nuestros hijos.

Es decir, debemos aspirar como mínimo a darles el mismo apoyo y las mismas oportunidades, e intentar mejorarlas. Y no me refiero a simplemente pagar colegiaturas más caras. Me refiero a que cuando a nosotros nos toque tener chamacos, así como a nuestros conocidos que ya los tienen, debemos fomentarles que abran la mente para tener opciones en todo el mundo, que aspiren y sueñen en poder desarrollar la tecnología más avanzada del mundo, en crear el arte más sofisticado del planeta, en pensar las ideas más brillantes e innovadoras de la historia, y saber que lo pueden hacer desde la UDLA o la UP, o desde MIT, Cambridge u Oxford o en cualquier rincón del planeta.

Deben de saber que los límites no existen y debemos de guiarlos a derrumbar creencias limitantes que nuestros papás tuvieron al igual que nosotros. Que sepan que para ellos es una realidad el poder ir a ese tipo de escuelas y que lograr cualquier cosa que se propongan, y que sean cosas fuera de este mundo es algo normal. Como dije, no se trata de pagar una colegiatura elevada si eso no está en nuestro alcance, pero sí hacerlos pensar en las opciones de cómo pueden lograr cualquier cosa y que no se limiten consciente o inconscientemente.

Es difícil pero no imposible. Por eso hay miles de estudiantes de la India, de China, de toda Asia y África que aunque no sean ricos ni mucho menos, sobresalen y cambian el mundo. No se trata de obligarlos ni de esperar a que hagan cosas que a nosotros nos hubiera gustado hacer o que la experiencia nos dice que pudiéramos haber hecho, sino que simplemente que sepan que la opción está ahí y que la tomen si la desean. Se trata de que cambiemos nuestra mentalidad y que veamos que lo bueno no es algo de los demás porque vienen de familias ricas o de países desarrollados.

Como dijo el Chicharito, #imaginemoscosaschingonas. Para nosotros como individuos. No imaginemos que los demás las logran. Está en nuestras manos hacer esas cosas chingonas, aprender, crecer y mejorar como personas y como sociedad.

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